Aunque el debate sanitario ha quedado, al menos en España, opacado por otras cuestiones, la conformación del nuevo Parlamento Europeo que se conocerá a partir de este domingo, tiene entre sus prioridades desarrollar un nuevo proyecto transformador de la salud europea, cuyo andamiaje normativo se ha ido construyendo en el tramo final de la legislatura que ahora termina y que ahora tiene el reto de desarrollar en políticas concretas.
Espacio Europeo de Datos Sanitarios, reforma farmacéutica, estrategias frente a los desabastecimientos y medicamentos críticos, refuerzo de la competitividad, son algunos de los temas clave que encabezan la lista de la agenda sanitaria de la UE y que tienen el compromiso de desarrollarse durante los próximos cinco años.
Por detrás quedan la creación del órgano para respuesta a emergencias sanitarias, el programa EU4Health, al que le quedan otros tres años de desarrollo hasta 2027, el inicio de Darwing, el nuevo sistema de validación de ensayos clínicos, en suma una estructura que apuesta por crear la denominada ‘Unión Europea de la Salud’, en la que, además se espera una mayor participación de agentes sanitarios tanto, desde la industria farmacéutica, que sigue abogando por una aplicación ‘cautelosa’ de las nuevas normas legislativas, especialmente del denominado ‘paquete legislativo’; los colegios y agrupaciones sectoriales de la farmacia, que buscan una mayor implicación en los sistemas sanitarios de los estados miembros, especialmente en el área de prevención y salud pública; y finalmente las entidades de representación de los pacientes, que haciéndose eco del sentir social expresado en el último Eurobarómetro, en el que la ciudadanía europea pone a la sanidad por delante de otras cuestiones como la defensa, la seguridad o la migración, reclaman que la agenda sanitaria entre con nombre propio en la agenda política europea.
El desarrollo que pueden tener estos temas estarán en buena medida condicionados a los resultados de unos comicios donde se espera, según las encuestas, una victoria del Partido Popular Europeo, seguido de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas; en traducción somera a términos nacionales, PP y PSOE. Ambos partidos han mantenido en la cuestión sanitaria una unidad de voto en temas cruciales como la política farmacéutica, el desarrollo de las redes y datos sanitarios, o la actuación ante los problemas de la distribución y la producción de medicamentos, alterado levemente en cuestiones como el papel de la EMA como regulador, la armonización de la industria y el medio ambiente, el desarrollo de estrategias sanitarias y el papel de los pacientes. Si bien en la práctica totalidad de los casos, han sido más formales que efectivas.
Si Europa camina en un tono de unidad en sus formaciones mayoritarias y la preocupación se centra más en cómo aplicar las normas que en un contenido que ya cuenta con un aval político, la política europea influye también en los Estos miembros, aunque estos tengan la competencia sanitaria y especialmente la farmacéutica entre sus responsabilidades propias.
Plan político
En el plano nacional, las formaciones políticas que se presentan, no han dejado mucho espacio a sus intervenciones en materia de salud. PP y PSOE mantienen una política similar, si bien los liderados por la exministra de Sanidad, Dolors Monserrat, han marcado el acento especialmente en cuestiones de calado sanitario y en la puesta en marcha de nuevas estrategias en salud mental.
“Hace cinco años me comprometí a trabajar por un Plan Europeo Contra el Cáncer y lo aprobamos; hoy, me comprometo a trabajar por un Plan Europeo por la Salud Mental”, aseguró en campaña la cabeza de lista del PP. Monserrat también ha centrado los objetivos de su partido en el desarrollo de las políticas de acceso y desabastecimiento de medicamentos y la ubicación de Europa como líder económico e investigador a nivel mundial, cuestión a la que también se ha referido Ursula Von der Leyen, actual presidenta y la candidata a seguir al frente de la Unión Europea: Europa debe ser “líder mundial de la innovación farmacéutica”, asegura.
También otra ministra, pero en este caso de Transición Ecológica y Reto Demográfico, encabeza las filas del PSOE. Teresa Ribera plantea sus propuestas en el plano sanitario con el objetivo de que Europa “recupere la autonomía estratégica farmacéutica en Europa”. En el programa electoral socialista abundan las referencias a la farmacia.
Aumentar la cuota de mercado europeo en la producción de medicamentos esenciales, APIs y medicamentos innovadores; impulsar la industria europea y mejorar el acceso a los tratamientos y acabar con el “problema de la falta de independencia en la producción de medicamentos” son cuestiones básicas donde el PSOE apuesta por “la colaboración público privada”.
En otro relato diferente se presentan las ofertas de Podemos y Sumar. Ambos partidos con unas expectativas menores, en comparación a los anteriores, en cuanto al reparto de escaños, plantean una línea de acción bastante diferente.
Los liderados por Irene Montero indican en su programa una oposición a la Estrategia, anuncian medidas contra “los abusos y la especulación” en los productos farmacéuticos, entre ellas la creación de “un tope a los precios de los productos farmacéuticos”. Igualmente apuesta por la creación de un “conglomerado ndustrial de titularidad pública para la producción de material sanitario” y “la suspensión de patentes y el rediseño de las normas y prácticas de Propiedad Intelectual”.
Por su parte Sumar su candidata Estrella Galán mantiene una línea simétrica con Podemos; actitud contraria “al problema de los monopolios y los altos precios de las tecnologías sanitarias”, también pide la reforma del sistema de los derechos de propiedad intelectual y “avanzar en modelos de producción pública de fármacos alejados de conflictos de intereses económicos y que entiendan la salud como un bien común y no como un producto de mercado”.
Finalmente, entre los principales partidos españoles, Vox mantiene un discurso radicalmente distinto a los dos anteriores partidos. Los de Jorge Buxadé, aseguran que se “ha desincentivado la inversión en el sector farmacéutico” y plantea el desarrollo de las capacidades de la UE para dejar de depender de mercados extracomunitarios. No obstante, desde la formación conservadora matizan que “la autonomía estratégica debe empezar por el ámbito nacional y garantizando la capacidad de autoabastecimiento“.
Las voces del sector
Junto a los políticos, también se han manifestado diferentes referentes del sector. En el plano nacional el CGCOF ha lanzado su petición para desarrollar una mayor participación de la profesión en cuatro ejes: Una agencia propia para sanidad dentro de la Comisión Europea, con la creación de un comisario específico en la materia; un EEDS “seguro y eficaz”; definición de una Estrategia Farmacéutica Europea y la incorporación de la profesión a las estrategias comunitarias de salud pública.
Desde la industria, la Efpia demanda al próximo mandato UE un marco sólido para la aplicación de las políticas que ya tienen una base regulatoria pero queda pendiente su aplicación, y en ese marco demandan una acción más decida para que Europa “vuelva a ser motor de la competitividad europea”; incentivos para el desarrollo de nuevo fármacos, especialmente en antimicrobianos, una regulación cautelosa de la propia intelectual y en suma una aplicación práctica de una nueva política farmacéutica, que la nueva regulación está en condiciones de ofrecer.
El mundo del genérico por su parte ya ha emplazado, a través de Medicines for Europe, a que la nueva Comisión Europea elabore una ley sobre medicamentos críticos en sus primeros 100 días de ejercicio. Además reclama una “competencia oportuna” para los medicamentos sin patente y una flexibilidad regulatoria orientada por criterios pragmáticos.
Finalmente los pacientes, lo único a lo que aspiran es a que la salud forme parte de verdad de la agenda política europea. “El continente está envejeciendo, los presupuestos sanitarios son cada vez más ajustados y cada vez más personas viven con alguien que padece una enfermedad aguda o crónica o la cuidan. Las enfermedades no transmisibles por sí solas –por ejemplo, enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, enfermedades respiratorias crónicas o trastornos mentales– son responsables del 80% de la carga de morbilidad y son las principales causas de muertes prematuras evitables en la UE”, aseguran, desde el Patients Think Tank. Por el momento, aseguran que, “a pesar de las preocupantes tendencias, la salud está lejos de estar en el primer plano de los manifiestos electorales de los partidos europeos”. A menos que los próximos formuladores de políticas de la UE den prioridad a la salud, “ésta desaparecerá de la agenda política y los ciudadanos europeos corren el riesgo de perderse los beneficios de invertir en salud”.