Este 26 de marzo se cumplen los primeros seis meses desde la puesta en marcha de la nueva ley concursal. Analizando esta primera mitad de aniversario, la conclusión principal a la que llegamos es que se ha cumplido parte del objetivo. Con la transposición de la directiva, la nueva ley le da una gran importancia a la parte de la alerta temprana, estableciendo unos mecanismos para que se pueda actuar mucho antes de llegar a un proceso concursal, donde las vías de actuación se ven muy limitadas. ¿Pero se están utilizando esos mecanismos? O mejor dicho, ¿son conscientes las empresas de la disponibilidad de estos?
El objetivo principal de esta reforma ha sido ser mucho más ágiles en los procedimientos y prestar atención, por parte de las empresas, a esas alertas tempranas. Se pretende ahora más que nunca que las empresas puedan evitar un proceso concursal, pero ¿qué pueden hacer para evitar tener que solicitarlo? Entiendo por los años que llevo en esto, que estar en un proceso de solicitud de concurso es una situación que no es del agrado de nadie, pero para nada significa fracasar. La ley ahora permite dar una segunda oportunidad de verdad, simplemente aprovechando ese margen de maniobra y exprimiéndolo al máximo.
Por ejemplo, si la empresa es viable, el juez ya da prioridad a ese proceso. Si se da el caso en que el propietario de la empresa quiere continuar con esa empresa, él puede comunicar al juez que va a llevar a cabo algunas negociaciones con sus acreedores para, por ejemplo, un plan de reestructuración. Además, ese período que puede pasar ser de tres meses o más, no tienes un administrador lo que te permite seguir tomando tus decisiones sin nadie controlándote. Tampoco tienes que dar a conocer a nadie información sobre tus acreditadores ni con quien estás negociando. Incluso puedes suspender las ejecuciones que vayan contra tu propio patrimonio que son necesarias para la actividad. Es definitiva, puedes tomar decisiones en esos tres meses, con negociaciones más tranquilas y con el apoyo del juez asignado.
Por otro lado, si tu opción es no seguir con esa empresa, tienes otras alternativas. En la actualidad hay una denominación de prepack que goza de mucha popularidad y que a los expertos como yo nos encanta. ¿En qué consiste? Tú como administrador no quieres continuar como propietario de esa empresa y no te interesa continuar con esa actividad, pero puedes hacer que otros la compren para que esa actividad no se pierda y esos puestos de trabajo puedan sobrevivir. Ahora, la ley te da una gran cantidad de mecanismos antes del concurso para que puedas elegir entre varias opciones, siempre y cuando, todavía haya margen de maniobra.
En definitiva, anticiparse y aprovechar la etapa preconcursal es la clave para buscar salidas. Es una herramienta esencial para poder buscar soluciones y estar de la mano del empresario para que la actividad pueda continuar, ya sea por la reestructuración o por una venta de una venta. Estar al tanto de esas herramientas y sobre todo, admitir que necesitas esa ayuda, será la clave para tener un mayor margen de maniobrar con el que reconducir la situación y darle una nueva vida a tu empresa. A todos nos cuesta pedir ayuda, pero más doloroso es admitir que no has llegado a tiempo para buscar una solución.
Itsaso Santos, socia del área de reestructuraciones e insolvencias de PKF Attest.