¿Innovar? Eso no es para mí. Qué sensación de pereza parece que da a muchos en el sector legal toda esta ola de novedades y cambios que nos envuelve y nos revuelve como un baño en el Cantábrico.
Ahora que tanto se habla de innovación, de legaltch y que parece que la IA generativa viene a hacer tortura china a nuestra realidad, me parece el momento adecuado de compartir la fórmula mágica de lo que es para mí la innovación:
Creatividad: La creatividad es la inteligencia multiplicada por la imaginación. Es esa capacidad para pensar fuera de lo establecido y generar ideas al margen de sesgos, prejuicios y estereotipos.
Trabajar en equipos diversos y conocer personas con otros puntos de vista, de otras culturas, sectores, organizaciones, edades o perfiles amplía tu visión de la realidad y estimula sin duda la creatividad, que tiene mucho, también, de escucha. Hay muchas cosas que “no sabemos que no conocemos” y aprender escuchando a otros suele poner luz donde antes no veíamos nada.
Acción: Una idea, por brillante e innovadora que sea, se pierde poco a poco hasta hacerse invisible sin la acción necesaria para ponerla en práctica y hacerla visible.
Para que exista innovación es necesaria la acción y, la valentía es el motor que nos impulsa por encima del miedo (porque el miedo nos ancla en el status quo).
En el sector legal, en general, tenemos cierta aversión al riesgo, es parte del ADN de un abogado. Pero la valentía para arriesgarnos y adaptarnos al cambio es cada vez más necesaria y crítica. Los cambios y, por tanto, la innovación, siempre producen incomodidad pero la incomodidad es necesaria para que haya movimiento, no nos movemos cuando estamos cómodos.
Objetivo: “Si no sabes dónde quieres ir entonces da igual el camino que escojas” decía el gato de Cheshire. La innovación debe estar respaldada por lo que le da sentido, y aquí debemos preguntarnos “para qué”. Ese camino que se empieza a recorrer bajo el paraguas del “para qué” termina siempre en una meta, porque como decía Machado y cantaba Serrat: “se hace camino al andar”.
Espacio / Tiempo: No todas las organizaciones, ni todos los equipos, ni siquiera todas las personas, están en el mismo momento ni tienen las mismas necesidades.
No es lo mismo innovar en una start up tecnológica en Silicon Valley, donde las herramientas que se ponen en marcha tras una lluvia de ideas se podrían percibir por una empresa más tradicional como ciencia ficción, que en un despacho pequeño donde tal vez, un cambio sencillo, como que un socio muy poco cercano al equipo baje y se siente con ellos en la cafetería, puede generar grandes cambios en la cultura y eso, también es innovar…
Para innovar y que las cosas funcionen debemos saber en qué punto estamos y dónde queremos llegar. Cual es nuestra realidad actual, cuales son los costes y beneficios y cuando podemos alcanzar esas metas que nos hemos fijado. Quienes pueden ayudarnos a alcanzarlas, como afectará a las distintas realidades y segmentos de la organización y como canalizarlo con cada uno de ellos.
Los habrá más o menos preparados, más o menos afines y debemos saber como integrarlos a todos para que nuestra fórmula florezca y no se ahogue en el maremoto de la innovación. Y ahora, ¡a innovar!