En lo relativo al ámbito del derecho penal, sucede con frecuencia que los niños son los testigos principales, por no decir los únicos, de lo sucedido (tal es el caso de los crímenes de naturaleza sexual hacia menores), por lo que sus testimonios son esenciales para la resolución del caso[I]. Cuando esto ocurre, los menores deben relatar su atestación a diferentes personas en ocasiones distintas[II], tales como entrevistadores forenses o personas no expertas (profesores y padres), quienes en su intento de conocer más detalles de lo sucedido, pueden llegar a sugestionar y modificar el testimonio del menor sin ser conscientes de ello[III].
Cabe señalar que las atestaciones de los menores pueden ser tan fiables como las de los adultos, pese a la diferencia de edad[IV]. Asimismo, los niños pueden ser tan susceptibles a la sugestión como los adultos[V], con la única diferencia de que los niños más pequeños, al disponer de un menor grado de habilidades verbales, comunicativas y memorísticas que los mayores, suelen aceptar más cambios en su relato en un contexto de sugestión[VI].
En base a lo anterior, resulta primordial conocer aquellos factores que puedan provocar la aparición de sugestionabilidad en los testigos infantiles, así como aquellas prácticas adecuadas que favorezcan una atestación veraz y sin información contaminada por influencias externas.
Se comprende la sugestionabilidad como la medida en que tanto la recuperación del recuerdo como la comunicación de los eventos atestiguados pueden llegar a verse modificados por tres tipos de factores: biológicos, cognitivos y psicosociales[VII].
Respecto a los biológicos, encontramos el estrés generado en los menores ante la situación de verse entrevistados sobre sucesos vivenciados como desagradables. Por tanto, la tensión generada puede llegar a dificultar un recuerdo fehaciente de lo atestiguado, impidiendo disponer de toda la información relativa a la pregunta recibida y, en consecuencia, aumentando la probabilidad de emitir una respuesta con datos erróneos si perciben que es lo que se espera de ellos[VIII].
En cuanto a los factores cognitivos, el conocimiento que los testigos tengan sobre lo vivenciado puede incrementar o reducir la susceptibilidad a verse sugestionados. Por un lado, si se dispone de información en profundidad sobre un suceso, las personas pueden resistirse mejor a la posibilidad de verse sugestionadas al ser capaces de rechazar datos incorrectos. Por otro lado, si se realizan preguntas sugestivas y el sujeto no dispone de toda la información necesaria para responder, su memoria puede verse distorsionada al insertar información incorrecta pero coherente con la narración de lo acontecido[IX].
En lo relativo a los factores psicosociales, la sugestionabilidad en los menores se da con relativa frecuencia cuando éstos son entrevistados por adultos, quienes son percibidos como figuras de autoridad y en ocasiones les realizan preguntas que reflejan ciertas expectativas, ante las cuales los menores agregan información errónea con tal de acomodarse a lo que creen que se espera de ellos[X].
Por tanto, en aquellos casos en los que la persona entrevistada agrega datos falsos al contestar a preguntas sugestivas, se identifica a esta sugestión como cesión, mientras que en aquellos casos en los que se altera la respuesta emitida tras una retroalimentación negativa del entrevistador a la respuesta ofrecida, se conoce a este tipo de sugestión como cambio[XI].Asimismo, si el entrevistador comunica al menor que sabe de lo sucedido, esto provocará una gran sugestionabilidad en el menor, ya que si piensa que el adulto dispone de información clara sobre lo ocurrido, es posible que responda según lo que considera que son sus expectativas de respuesta[XII].
En cuanto a la influencia del contexto del menor, los rumores favorecen una mayor predisposición a la sugestionabilidad, especialmente cuando son comunicados por los iguales[XIII]. Por otra parte, las presiones sociales facilitan no sólo la aparición de reportes falsos, sino su consistencia a lo largo del tiempo[IX]. Asimismo, cuando los padres interrogan a sus hijos sobre un acontecimiento, suelen llevar a cabo una mayor cantidad de preguntas directivas y cerradas (sí/no) que abiertas, lo cual conduce a la contaminación del relato del menor[XV]. Adicionalmente, cuando las madres hablan en profundidad de un suceso con sus hijos, se incrementa la probabilidad de que los niños comuniquen un testimonio erróneo alineado con las creencias de sus madres[XVI].
Considerando todas las variables expuestas previamente que pueden incidir sobre la susceptibilidad a la sugestión de los testigos infantiles, a continuación señalaremos brevemente algunas recomendaciones a considerar con el objetivo de realizar una entrevista forense que facilite la obtención de un testimonio válido y que disminuya la susceptibilidad a la sugestión de los menores entrevistados.
Antes de comenzar una entrevista, es necesario ofrecer instrucciones respecto a ésta que incluyan el motivo por el que se lleva a cabo y las normas del proceso, a la par que se genera rapport con el menor de tal modo que éste se sienta en un ambiente de confianza y cooperación en el que pueda expresar lo atestiguado sin temor a juicios, distorsiones o malentendidos[XVII].
Por otro lado, en lo relativo a las preguntas, es preferible hacer uso de preguntas abiertas y breves, que favorezcan el recuerdo libre e incluyan el adverbio interrogativo “cómo”. Respecto a las preguntas cerradas, éstas deben ser reservadas para el final de la entrevista y emplearlas con la finalidad de aclarar información[XVIII]. Asimismo, el entrevistador debe tener en cuenta la edad del menor entrevistado, adaptando las preguntas a su capacidad evolutiva para responderlas[XIX]. Por último, existen protocolos diseñados para este tipo de entrevistas, por lo que se recomendaría consultarlos y emplearlos[XX].
De un modo opuesto, es conveniente evitar el uso de preguntas reiterativas, cerradas, directivas, con coletilla, con abundancia de oraciones subordinadas, con varias opciones de respuesta o de sí/no, ya que pueden provocar que los menores modifiquen su respuesta y la acomoden a la que creen que el entrevistador espera que digan[XXI]. Adicionalmente, se debe evitar insistir a un niño para que responda a una pregunta cuya respuesta desconoce, puesto que terminará ofreciendo un testimonio inválido y preñado de errores[XXII]. Por otro lado, el lenguaje no verbal expresado por el entrevistador (gestos, tono de voz, etc.) puede influir en las respuestas, por lo que se recomienda hacer uso de éste del modo más neutro posible[XXIII]. Por último, resulta esencial que la entrevista no se prolongue más de lo necesario con el fin de reducir la fatiga y en consecuencia la susceptibilidad a la sugestión del menor[XXIV].
En conclusión, dada la relevancia de la información que puede aportar el menor en determinados procesos y la sencillez con la que puede verse sesgada, es esencial que aquellas personas (legos o profesionales) que interactúen con el mismo en tal contexto, sean conscientes del fenómeno de la sugestionabilidad en testigos infantiles y tengan en consideración los factores descritos en este artículo, todo ello con la finalidad de favorecer la producción de un testimonio veraz y necesario para la correcta resolución del caso.
[I] Burrows, K. S., Powell, M. B., & Benson, M. (2016). A guide to clarifying evidence in australian child forensic interviews.
[II] Ceci, S.J. & Bruck, M. (1993). The suggestibility of the child witness: A historical review and synthesis.
[III] Lawson, M., Rodriguez-Steen, L., & London, K. (2018). A systematic review of the reliability of children’s event reports after discussing experiences with a naive, knowledgeable, or misled parent.
[IV] Ceci, S.J. & Bruck, M. (1993). The suggestibility of the child witness: A historical review and synthesis.
[V] Flin, R., Boon, J., Knox, A., & Bull, R. (1992). Children’s memories following a five-month delay.
[VI] Oates, K., & Shrimpton, S. (1991). Children’s memories for stressful and non-stressful events.
[VII] Ceci, S.J. & Bruck, M. (1993). The suggestibility of the child witness: A historical review and synthesis.
[VIII] Ceci, S.J. & Bruck, M. (1993). The suggestibility of the child witness: A historical review and synthesis.
[IX] Ceci, S.J. & Bruck, M. (1993). The suggestibility of the child witness: A historical review and synthesis.
[X] Ceci, S.J. & Bruck, M. (1993). The suggestibility of the child witness: A historical review and synthesis.
[XI] Gudjonsson, G. H. (1984). A new scale of interrogative suggestibility. Personality and Individual Differences.
[XII] London, K., Bruck, M., Poole, D. A., & Melnyk, L. (2011). The development of metasuggestibility in children.
[XIII] Principe, G. F., Daley, L., & Kauth, K. (2010). Social processes affecting the mnemonic consequences of rumors on children’s memory.
[XIV] Principe, G. F., Cherson, M., DiPuppo, J., & Schindewolf, E. (2012). Children’s natural conversations following exposure to a rumor: Linkages to later false reports.
[XV] Lawson, M., Rodriguez-Steen, L., & London, K. (2018). A systematic review of the reliability of children’s event reports after discussing experiences with a naive, knowledgeable, or misled parent.
[XVI] Principe, G. F., Trumbull, J., Gardner, G., Van Horn, E., & Dean, A. M. (2017). The role of maternal elaborative structure and control in children’s memory and suggestibility for a past event.
[XVII] Goodman, G. S., Jones, O., & McLeod, C. (2017). Is there consensus about Children’s memory and suggestibility?
[XVIII] Lyon, T. D., Scurich, N., Choi, K., Handmaker, S., & Blank, R. (2012). «How did you feel?»: Increasing child sexual abuse witnesses’ production of evaluative information.
[XIX] Saywitz, K., Camparo, L. B., & Romanoff, A. (2010). Interviewing children in custody cases: Implications of research and policy for practice.
[XX] Brown, D. A., Lamb, M. E., Lewis, C., Pipe, M. -., Orbach, Y., & Wolfman, M. (2013). The NICHD investigative interview protocol: An analogue study.
[XXI] Behzadnia, A., & Mehrani, M. B. (2018). Young children’s yes bias in response to tag questions.
[XXII] Stolzenberg, S., & Pezdek, K. (2013). Interviewing child witnesses: The effect of forced confabulation on event memory.
[XXIII] Kirk, E., Gurney, D., Edwards, R., & Dodimead, C. (2015). Handmade memories: The robustness of the gestural misinformation effect in Children’s eyewitness interviews.
[XXIV] Goodman, G. S., & Quas, J. A. (2008). Repeated interviews and children’s memory: It’s more than just how many.