El día 10 de octubre celebramos el día mundial de la salud mental para crear conciencia sobre los problemas de salud mental en el mundo y movilizar esfuerzos en apoyo de la salud mental. El lema del año 2024: Es tiempo de priorizar la salud mental en el lugar de trabajo.
Como laboralista, soy testigo de los mayores esfuerzos de las empresas en esta materia desde la pandemia, nadie duda que los entornos de trabajo seguros y saludables contribuyen a proteger la salud mental de los empleados. Pero el entorno de trabajo también es fuente de estrés y de problemas cuando existen malas condiciones de trabajo, jornadas extenuantes o exposición a riesgos psicosociales como el acoso o la discriminación.
Además de las consecuencias negativas sobre las personas que los padecen y su entorno, los problemas de salud mental tienen un impacto negativo en la productividad y los resultados de las empresas al aumentar el ausentismo, los costes vinculados al mismo y reducir la productividad.
En la abogacía confluyen distintos colectivos heterogéneos, pero todos tenemos en común la gestión de intereses de los clientes. Nuestro código deontológico nos obliga a hacerlo honesta y diligentemente. Esa diligencia es demandada y apreciada por los clientes que tienen muy en cuenta al elegir despacho o abogado o la rapidez de respuesta y la disponibilidad de los profesionales. En definitiva, se espera de nosotros un alto rendimiento. Por otra parte, los plazos procesales, cierre de operaciones, plazos de entrega breves y el trabajo con clientes en distintas zonas horarias dificultan la conciliación, la desconexión digital, y nos someten a más estrés.
El entorno VUCA que atravesamos también es complicado (VUCA son las siglas que en inglés definen una situación de alta volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad). Los cambios se suceden rápidamente, cada telediario relata conflictos bélicos, tensiones geopolíticas y gran incertidumbre. Es difícil abstraerse del sufrimiento actual de tantas personas en el mundo.
Este contexto exige la reflexión sobre qué podemos hacer los profesionales y los despachos para mejorar el bienestar emocional de los profesionales de la abogacía. Ya hay varios despachos que están implantando programas de bienestar, lo que es muy positivo.
Estamos concienciados y queremos contribuir a la felicidad y al bienestar de nuestros profesionales. Reconocemos que no podemos eliminar todas las fuentes de estrés, pero trabajamos para garantizar un entorno que facilite que los profesionales puedan compartir retos, apoyarse y acceder a recursos de ayuda. La estrategia gira en torno a ejes como la promoción del bienestar, la prevención y el apoyo con recursos de asistencia. Esto se dirige desde el comité internacional de salud y bienestar que diseña las políticas de la firma y los programas de formación.
Creo que todos somos responsables de la mejora del bienestar. Como líderes de equipos debemos crear una cultura de equipo saludable, ocuparnos de las personas y ofrecer apoyo cuando sea necesario. Como colegas, debemos cuidarnos los unos a los otros. Es importante detectar las señales de alerta, presentismo excesivo con trabajo reiterado en días festivos, falta de desconexión en vacaciones, pérdida de concentración y memoria, insomnio, sentimientos negativos hacia el trabajo, descontento permanente, etc.
En definitiva, como parte del compromiso con la sostenibilidad, hay que equilibrar las lógicas demandas de rentabilidad del negocio y el bienestar de las personas incorporando el bienestar a la estrategia de los despachos y a los objetivos personales.
Mi compromiso para este día es cuidar a los demás e intentar cuidarme reflexionando sobre qué cuestiones puedo incorporar a mi rutina: ¿deporte, desconexión tecnológica, mejora de hábitos de sueño, alimentación más saludable? Hagamos todos esta reflexión, pues cada pequeño paso cuenta.