Mientras el Plan Integral de Tabaquismo del Ministerio de Sanidad espera la evolución y las modificaciones que plantean las comunidades autónomas, desde las sociedades científicas se van avanzando ideas que debe contener el plan, que el pasado jueves fue dado a conocer a la Comisión de Salud Pública. La Sociedad Española de Epidemiología (SEE) acaba de aportar su punto de vista: reconoce que el nuevo texto “es el punto de partida para el avance” en la lucha contra el tabaquismo, pero reclama que el texto que incorpore medidas legislativas concretas en cuestiones de precios, cesación y prevención entre otras.
A través de su Grupo de Trabajo sobre Tabaquismo la SEE advierte que para que el plan funcione “es necesario que el programa de actuación se traduzca en medidas legislativas con[1]cretas”.
Desde la SEE lamentan que tras la entrada en vigor de la ley integral para el control del tabaquismo en 2006, que fue modificada posteriormente en 2010, no se hayan implementado nuevas medidas de prevención y control del tabaquismo. Dicha ley permitió disminuir la exposición al humo ambiental del tabaco en espacios públicos cerrados pero, a ojos de la SEE, las políticas actuales son “claramente insuficientes” para reducir y acabar con el consumo de tabaco.
Por ello, la sociedad científica apuesta por incrementar los impuestos del tabaco, destinando un porcentaje de este impuesto para la prevención y control; ofrecer más ayudas para dejar de fumar; regular el empaquetado genérico; restringir la venta a las expendedurías de tabaco; aumentar los espacios sin humo, incluyendo las terrazas de hostelería y otras zonas exteriores; regular la publicidad en las redes sociales; introducir la limitación del consumo de tabaco en el transporte privado y realizar campañas de prevención dirigidas a los grupos de mayor riesgo.
El Grupo de Trabajo de Tabaquismo de la SEE recuerda que España tiene una alta prevalencia de fumadores, y su consumo en los últimos años solo desciende un 0,5% anual. Según datos de la En[1]cuesta Europea de Salud, en 2020 fumaba el 22% de la población adulta española. Respecto a los jóvenes y adolescentes de 14-18 años, en 2021 Estudes estimó que el 23,9% había consumido tabaco en los últimos 30 días, lo que indica la enorme facilidad de acceso a esta sustancia a pesar de la prohibición de su venta a los menores de edad.