Ciertamente, aún hoy en día, el sector de la abogacía es uno de los principales consumidores de papel en oficinas. Entre los técnicos, este dato es una señal de alerta, un indicador de que hay profesionales de ciertos ámbitos a los que la digitalización les está costando un poquito más que a otros.
Con la pandemia, la transformación digital se aceleró bastante en el sector; llegaron incluso los primeros juicios online y parecía que era el momento de subirse, de una vez, al tren de la tecnología. Sin embargo, esta adaptación vuelve a tomar un ritmo que se ralentiza para muchos. ¿Por qué?
Si entre mis colegas informáticos nos hemos planteado esta cuestión es porque nos ayuda a descubrir soluciones que se ajusten mejor al verdadero problema. Así que, planteada la pregunta, nos ponemos a investigar, consultar con nuestros clientes de bufetes, colaboradores, amigos, etc. y damos respuestas claras que he decidido compartir en este artículo para saber si estás de acuerdo.
- El desafío que supone la gestión de documentos electrónicos. La transición de la documentación física a archivos electrónicos puede plantear retos en términos de organización, pero debemos reconocer que agliza la búsqueda y recuperación de los mismos. La falta de costumbre a trabajar en digital puede generar una preocupación ante la posibilidad de perder informes o documentos críticos para su trabajo. A esto, además, se añade la dificultad que puede suponer la gestión de grandes cantidades de información digital.
El conocimiento de soluciones como una intranet en la nube darían al traste, de inmediato, con este temor. Poder trabajar más rápido, intercomunicados y seguros es ya una realidad.
- Protección de la propiedad intelectual y de los datos. En un entorno digital tan activo, es crucial mantener la propiedad intelectual, incluyendo los derechos de autor y las marcas registradas, a buen recaudo. La piratería digital preocupa a muchos profesionales intelectuales porque saben, además, que puede ser violada.
Por otra parte, los datos personales son objeto de su trabajo diario, como se usan, requiere un esfuerzo especial para asegurar que se cumple sí o sí, con las leyes de privacidad. Extremar la protección al manejar la información personal y sensible requiere de sistemas seguros. Esto nos lleva de nuevo a incidir en la importancia de trabajar en la nube, que minimiza riesgos. Y con esto, abrimos paso a la siguiente preocupación.
- La ciberseguridad en comunicaciones legales. Si de por sí, las medidas de seguridad online nos preocupan a todos, en un ámbito en el que la confidencialidad es vital, es aún más constante. La comunicación entre abogados y clientes, así como entre abogados y colegas, se realiza a través de correos electrónicos y otras plataformas en línea que pueden ser poco seguras.
En todo caso, se debe evitar el uso de mensajería móvil entre cliente y abogado. Pero hay que ir más allá: un despacho de abogados debe contar con un sistema de ciberseguridad diseñado a su medida para mantener íntegra la información legal. Y en ningún caso, se puede permitir que le caduquen las licencias de software antivirus, por ejemplo.
- La evidencia de lo digital. Cada vez resulta más habitual que la evidencia presentada en casos legales a menudo sea de naturaleza electrónica. A muchos profesionales les preocupa la integridad de dicha evidencia, y no sólo eso, sino cómo se manejan los desafíos asociados, como la autenticidad de la documentación digital. Ante esto, ´solo queda: analizar, contrastar y después, confiar.
- La Inteligencia Artificial aplicada en la toma de decisiones. La adopción de tecnologías de inteligencia artificial (IA) en la investigación legal y en la consiguiente toma de decisiones puede generar inquietudes sobre la fiabilidad de los algoritmos y la posibilidad de sesgos. Este es un tema que da para mucho más que un sencillo párrafo, y que es una preocupación muy extendida en todos los sectores. Previsiblemente, hay que tener en cuenta la carencia de sensibilidad de las herramientas de IA; la comprensión humana es necesaria en el campo legal.
- Las regulaciones específicas. Dependiendo del área de práctica, surgen desafíos añadidos, que son específicos es cuestiones de la digitalización. Por ejemplo, en el ámbito de la salud, la telemedicina y la gestión de datos de salud digitales pueden suponer preocupaciones únicas en cuanto al cumplimiento normativo. Lejos de suponer obstáculos, los requisitos deben ser identificados y atendidos para operar con rectitud en cualquier ámbito.
- La brecha digital. Aunque la tecnología puede mejorar la eficiencia en el sistema legal, para muchos abogados existe la preocupación de que la falta de habilidades digitales o recursos tecnológicos de sus clientes les afecte de cara al acceso a la justicia. La brecha digital se va reduciendo, pero aún existe.
Todas estas inquietudes pueden enfocarse a su vez como verdaderos desafíos y nuevas oportunidades que la digitalización presenta para la profesión legal. Tan sólo hay que identificar soluciones para perseguir objetivos de mejores prácticas adaptadas a la realidad que vivimos. Eso y, dejarse asesorar por profesionales.