Las buenas prácticas y las acciones preventivas de cumplimiento por parte de las empresas, es decir la aplicación práctica del concepto compliance, se ha convertido ya no solo en un valor añadido, sino en una necesidad en el mundo actual de los negocios, más aún en sectores regulados. El aumento del marco normativo, tanto general como específico de cada sector de actividad, o el endurecimiento de las sanciones son algunas de las razones para ello.
El compliance supone el compromiso por parte de la empresa con el cumplimiento de las obligaciones que le corresponden y la creación en la organización de una cultura ética y de cumplimiento de las normas. Ese cumplimiento se refiere tanto a las normas externas que obligan a la empresa, como a las normas internas, que son las que la organización decide libremente adoptar (código ético, políticas, procedimientos, etc.). La importancia del compliance en el actual ecosistema empresarial hace imprescindible su incorporación en la estrategia de cualquier organización, que deberá contar con un área especializada en esta materia, formada por buenos profesionales y con autonomía e independencia para cumplir su cometido. Autonomía en cuanto a disponer de los recursos adecuados (económicos, humanos y materiales) e independencia jerárquica en el sentido de poder reportar a la alta dirección y órgano de gobierno, sin interferencias de otras áreas.
Los sistemas de compliance en los distintos sectores tienen bastantes elementos en común pero también algunos elementos propios. El sector de la energía es un área económica con varios elementos diferenciales, ya que está muy regulado y bajo la lupa de un riguroso control administrativo, a lo que hay que añadir las fuerzas y tendencias que modulan el negocio. Desde el proceso de transición energética en el que se encuentra inmerso y el impacto de sus productos en la sostenibilidad del planeta y en el calentamiento global, hasta las tensiones geopolíticas, la evolución de la economía en el precio de las materias primas y las fuentes de energía y la transformación de las compañías en empresas multienergéticas. Todos estos factores condicionan el cumplimiento de las obligaciones de los agentes del sector, es decir, obligan a hacer un seguimiento mucho más exhaustivo del cumplimiento que en otros negocios.
Las certificaciones de compliance y sus beneficios
Si el cumplimiento es absolutamente necesario en el ecosistema empresarial actual, ¿cómo pueden las compañías conocer su estado o acreditarlo ante terceros? Una sólida respuesta sería a través de las certificaciones de compliance, que son auditorías externas de los sistemas de gestión adoptados por las empresas. Estas auditorías las realizan entidades certificadoras y valoran si se cumplen los estándares nacionales o internacionales de compliance. Si los resultados de la auditoría son favorables, la empresa recibirá la certificación correspondiente a los estándares analizados.
Atendiendo a las distintas necesidades y ámbitos de actuación de las empresas, existen diferentes certificaciones de compliance y buen gobierno que se basan en estándares o normas nacionales e internacionales. Las normas corresponden a entidades como UNE o ISO y abordan aspectos como los sistemas de gestión de compliance penal, antisoborno, compliance tributario, investigaciones internas, etc.
Las empresas pueden obtener una o varias certificaciones, en función de sus intereses en cada momento, así como decidir qué alcance van a tener las mismas (por ejemplo, los grupos de empresas pueden certificar una o varias sociedades). Y, para ello, deben acudir a entidades certificadoras, que son aquellas que han superado un examen que lleva a cabo la ENAC (Entidad Nacional de Acreditación). En España, entre las principales entidades certificadoras de compliance se encuentran AENOR, , Bureau Veritas o EQA.
Las compañías que llevan a cabo estos procesos de auditoría de compliance pueden comprobar la validez de un sistema de gestión específico y detectar y corregir insuficiencias o riesgos de incumplimiento. El objetivo final es disponer de una certificación que avala el cumplimiento de todos los requisitos de los estándares nacionales o internacionales que se hayan auditado. Los beneficios son múltiples: mejora de la imagen y reputación a nivel nacional e internacional, aumento de la confianza para las partes interesadas, disponibilidad de un documento admitido por los tribunales y que ayudaría en la evaluación de la eficacia de los modelos de compliance en relación con la exoneración o atenuación de la responsabilidad penal de la persona jurídica, anticipación de riesgos y prevención interna de delitos o infracciones, mejor gestión de los procesos y procedimientos de la empresa en materia de compliance o reducción de los costes por sanciones ante el incumplimiento de alguna normativa.
Compliance y sector de la energía: el caso de Grupo Hafesa
En general, las compañías que quieran trabajar exitosamente en el sector de la energía deberán disponer de sistemas de gestión de compliance sólidos, con políticas y procedimientos confeccionados a medida y que estén presentes en la operativa diaria, que puedan ser evaluados por medio de auditorías y certificaciones y, en definitiva, que avancen hacia la mejora continua. Por supuesto que tener un sistema de compliance sólido y maduro llevará tiempo, recursos y esfuerzo, pero es el camino adecuado si hay convencimiento de que el compliance genera un valor ético y, a la vez, esto contribuye a los resultados económicos de la empresa.
Grupo Hafesa, el holding empresarial español centrado en la adquisición, almacenamiento, comercialización y distribución de productos petrolíferos, lleva tiempo enfocado en la mejora continua de su sistema de compliance. Ahora quiere respaldarlo con la progresiva obtención de certificaciones de compliance en diferentes estándares nacionales e internacionales.
Con su compromiso con el compliance, el Grupo busca seguir desarrollando buenas prácticas y un buen gobierno corporativo, en defensa de la ética y del cumplimiento normativo, aprovechando las posibilidades y los beneficios de las certificaciones. Todo ello con el fin de seguir ejerciendo una gestión responsable y sostenible en el mundo de la energía, alineada con la misión y los propósitos de la organización.
Durante sus nueve años de vida, Hafesa ha mantenido un compromiso constante con la ética empresarial, la transparencia y el cumplimiento en todas sus actuaciones y, próximamente, con la ayuda de las certificaciones de compliance, aspira a convertirse en un referente en esta materia dentro del sector energético, donde el sistema de compliance será un elemento diferencial estratégico frente a otros competidores.