En la Unión Europea se está poniendo el acento en la sostenibilidad y para favorecer el cumplimiento de las exigencias y compromisos del Pacto Verde se está dotando de fondos (Next Generation).
La financiación verde en España está solo despegando en general, también en el sector inmobiliario. Pero va creciendo y año a año se incorporan nuevos emisores de bonos verdes.
Hablamos de financiación verde cuando esta se obtiene no solo considerando criterios financieros sino también criterio de sostenibilidad (i.e ambientales, sociales y de gobierno corporativo).
Green Finance Framework y estándares internacionales que regulan la financiación sostenible
Ese tipo de financiación obliga al financiado a cumplir unos estándares de sostenibilidad determinador por el financiador, pero que se definen y miden bajo estándares internacionales.
El Green Finance Framework define las directrices y metodología homogénea que permiten a las solicitantes de financiación demostrar a potenciales financiadores que dl proyecto a financiar puede considerarse verde o sostenible.
¿Es más barata la financiación verde?
La práctica hasta la fecha en España parece que nos lleva a que las condiciones de financiación se cierren en términos económicos ligeramente mejores pero muy similares a los de la financiación que no es verde.
Las condiciones contractuales serán igualmente similares a las de una operación tradicional, pero incluyendo la exigencia de que el activo a financiar sea sostenible con arreglo a los estándares internacionales.
¿Qué requisitos de sostenibilidad tiene que cumplir un proyecto inmobiliario para obtener financiación verde?
Los requisitos más comunes hacen referencia a los siguientes aspectos:
- Energía: uso de fuentes de energía renovables y reducción del consumo
- Agua: Uso eficiente de recursos hídricos para reducir la contaminación.
- Transporte: fomento del uso de vehículos más sostenibles
- Social: urbanizaciones más inclusivas
Regulación reciente a nivel UE
El Consejo de la Unión Europea adoptó el pasado 30 de noviembre un Reglamento por el que se crea una norma para los bonos verdes europeos. Establece unos requisitos uniformes para los emisores de bonos que deseen utilizar la designación “bono verde europeo” o “BVEu” para sus bonos medioambientales sostenibles.
El Reglamento establece un sistema de registro y un marco de supervisión para los verificadores externos de bonos verdes europeos.
Todos los ingresos de los bonos verdes europeos deberán invertirse en actividades económicas que estén en consonancia con la taxonomía de la UE para las actividades sostenibles, siempre que los sectores afectados ya estén cubiertos por ella.
Las nuevas normas de financiación verde, aprobadas mediante la Taxonomía europea, crean un código común que establece en qué condiciones puede definirse una inversión inmobiliaria como sostenible, tanto para la renovación de edificios como para la construcción de inmuebles nuevos.
Disponer de unas reglas comunes es un paso para incentivar que las entidades financieras adopten compromisos ambiciosos de financiación en materia de actividades sostenibles.
Además, los financiadores podrán demostrar que financian proyectos ecológicos legítimos que se adaptan a la taxonomía de la UE, que se espera contribuirá a reducir el “ecopostureo” (Greenwashing).
No todos los bonos de impacto cumplen los requerimientos para ser considerados a financiación verde. Pero ¿Cómo evitar el greenwashing en los bonos verdes?
El sector inmobiliario es el tercero más grande del mercado corporativo de bonos de impacto, pero según analistas de Insight, el 31% de los analizados en 2022 recibieron la calificación de rojos, principalmente porque muchos emisores no justifican adecuadamente el estándar de bonos verdes.
En definitiva, es positivo que crezca la financiación verde porque promueve la transformación sostenible del sector inmobiliario, pero no ha alcanzado la madurez necesaria (i.e. es preciso seguir avanzando en la forma de medir indicadores (KPI) para demostrar materialidad.
La financiación verde no es una moda, es de prever que su uso sea cada vez más extendido por la implementación de políticas internacionales en materia de transición ecológica y por exigencia de los grandes inversores institucionales internacionales y el impacto positivo que puede tener en la reputación.
Cada vez será más complicado financiar activos inmobiliarios que carezcan de certificaciones o calificación energética (más allá de las exigidas legalmente), o que no haya avanzado tecnológicamente en la mejora de los materiales, o en la optimización del uso del agua o energía o que no gestione de la manera eficaz los residuos.
Las empresas cotizadas pueden afrontar en tiempo y plazo la factura de la sostenibilidad pues sus medios lo permiten y sus inversores se lo exigen. Para las numerosas pequeñas compañías esta adaptación entraña dificultades enormes y por ello no podrán acceder a la financiación verde en el corto o medio plazo.