El abogado y columnista Gabriel Ibarra presentó en Inside LR su libro ‘las tramas de la modernidad’, una compilación de más de 400 columnas de opinión
El abogado Gabriel Ibarra Pardo, socio de la firma Ibarra-Rimón, presentó en Inside LR su libro ‘Las tramas de la modernidad’, un compilado de sus columnas en el diario La República que hace parte de la línea Formadores de Opinión.
Una colección de más de 400 publicaciones sobre temas en los que Ibarra Pardo es experto: comercio exterior, competitividad, competencia, aduanas, formalización y retos de los marcos regulatorios a la luz de los avances tecnológicos.
¿Hay que evaluar las leyes de competencia debido a la entrada de nuevas tecnologías?
Puede que sí, puede que no. Estamos hace un tiempo viviendo una coyuntura que llegó para quedarse, la llegada de las tecnologías disruptivas y todo lo que se está viviendo desbordó por completo el marco legal, de tal manera que de ahora en adelante el marco legal va a vivir a la saga de la tecnología, como una tortuga persiguiendo a una libre, el marco legal se va a quedar corto frente a la IA.
¿Qué se puede hacer frente a ese panorama?
Los cambios tecnológicos se producen a una velocidad vertiginosa y los cambios regulatorios tienen necesariamente que no ser tan vertiginosos, hay que decantar los fenómenos, no se puede regular al vaivén del día y la noche, porque se haría mal.
La labor del abogado hoy en día va a ser mucho más importante, porque será ayudar al cliente a desenvolverse en ese ritmo con un marco legal precario, a encontrar soluciones dentro de ese marco, encajar ese fenómeno dentro de lo existente, porque si no todo tendría que paralizarse.
¿Cómo puede el consumidor defenderse mientras existe un marco regulatorio sólido?
Aquí entramos nuevamente en las limitaciones legales, en las que incluso internet no se ha podido regular del todo porque está deslocalizado. Algunas leyes pueden combatir ese marco, pero hay que hacer campañas de educación al consumidor sobre el uso de nuevas tecnologías, y esto también debe ser una política de Estado: educar al usuario.
En relación con el comercio internacional, ¿Colombia perdió capacidad y eficiencia?
Colombia como muchos países depende del entorno y de cierta forma es un resultado de él, de ahí el tradicional tema que nosotros tenemos: el costo-país; además, diría que en este momento el comercio multilateral sobre todo está en una coyuntura muy compleja, hay una crisis muy grande en el sistema multilateral de comercio y de ahí, que estemos en una coyuntura que no es muy favorable desde el punto de vista de la geopolítica en el comercio internacional.
Ahí algunos indicadores sobre las exportaciones se han deteriorado, pero yo diría que los problemas que tenemos son endémicos.
¿Cuáles son los retos en exportación para el país?
Está el tema de cómo promover y diversificar las exportaciones; el tema de nuestro costo-país y de cómo hacer para mejorar la competitividad.
Es muy fácil hacer diagnósticos, nuestros temas están sobre diagnosticados, por lo que haría énfasis en un reto importante, modificar la estructura de nuestras exportaciones, cómo hacer para que Colombia y nuestros productos se inserten en las cadenas de valor, en las cadenas productivas. Entre otras que tenemos unos ejemplos muy interesantes, uno el modelo liderado por Fedemetal, en concreto por el doctor Juan Manuel Lesmes.
¿En el país se sabe exportar y sacar provecho de los TLC?
Es un tema muy complejo, muy endémico, pero yo diría que nuestro problema grande está en la oferta exportable, la demanda que hay a veces es muy grande y nosotros tenemos una producción que en cantidad pues a veces no es suficiente para la demanda.
En segundo lugar, yo diría, desde una visión muy personal, está el tema de la promiscuidad comercial, tenemos 17 acuerdos de libre comercio y yo no estoy tan seguro que sea una buena política tener tantos acuerdos.
Yo lo que creo es que debemos ser más selectivos, porque los acuerdos comerciales tienen interacciones contrarias, las ventajas que pudiéramos tener con un tratado pueden ser anuladas por las amenazas con otro tratado. El tema de tener acuerdos bilaterales, que es la antítesis del multilateralismo, genera también desviaciones de comercio.
En ese sentido, también es importante tener mecanismos de coordinación interinstitucional para aprovechar esos acuerdos, porque el hecho de que a uno le bajen los aranceles no quiere decir que al otro día va a comenzar a producir.
Para ello se necesita también una agenda interna, que eso estuvo muy de moda, pero se fue desvaneciendo con el tiempo, perdiendo la importancia que se le debería dar.
En cuanto a comercio internacional y competitividad, ¿cuáles son los mayores retos para el país?
Hay varios desafíos, pero el tema de la seguridad jurídica es muy importante y tiene que ver mucho con el ambiente político. En un país donde cada año tenemos una reforma tributaria realmente no es fácil. El tema del costo-país, los industriales también tienen que asumir muchas desventajas que no los hace competitivos.
Pero sobre todo desde el punto de vista jurídico, los trámites, ese es un tema muy grave porque los trámites tienden a nacer espontáneamente y gravan de manera muy importante la competitividad del país y hacen miserable la vida del ciudadano. El tema de la tramitomanía es uno de los que más inciden e impiden la atracción de la inversión.
¿Qué se puede hacer frente a esa tramitomanía?
Hay un programa que se llama Colombia Ágil, y tengo entendido que le redujo a los colombianos alrededor de $200.000 millones, pero tiene que seguir y tiene que ser una política de Estado porque nuestra cultura es muy dada a un culto al sello y arreglamos todo con un trámite.
Un estudio del DNP en 2019 aseguró que en Colombia se expiden alrededor de 10 leyes por día, y en los últimos años se expidieron 20.000 decretos, de los cuales 49% son solo sustanciales.
La tramitomanía es un lastre para el desarrollo y la formalidad, en Colombia tienen que realizarse alrededor de ocho trámites para formalizarse en comparación con la mayoría de los países de la Ocde, que tienen cuatro.
El perfil
Ibarra es abogado de la Universidad Javeriana, con maestría en Derecho de la Universidad de Exeter, Inglaterra. Durante más de 30 años, ha asesorado a compañías nacionales y multinacionales de diversos sectores, en temas como derecho de competencia, comercio exterior y aduanas, además de organizaciones como el BID y la Junta del Acuerdo de Cartagena. Es miembro y panelista del OMC y Árbitro del Centro de Arbitraje y Conciliación de la CCB.