El Tribunal Federal de Justicia (en alemán, Bundesgerichtshof; abreviado, BGH) de Alemania ha rechazado una solicitud para designar al sistema de inteligencia artificial Dabus como inventor de un producto patentable (un contenedor de alimentos construido con geometría fractal). El creador de Dabus, Stephen Thaler, ha intentado registrar el invento a nombre de Dabus en distintas oficinas de patentes.
La resolución, del pasado mes de junio, establece que la ley de patentes del país excluye a las máquinas y que “solo una persona física puede ser inventor”. Este es un requisito indispensable. Por tanto, los magistrados únicamente dan por buena la solicitud que identifica como creador del citado recipiente de comida a Stephen Thaler, el inventor de Dabus y fundador de Imagination Engines, una empresa que desarrolla sistemas avanzados de inteligencia artificial. No obstante, los jueces permiten a Thaler incluir la siguiente frase en el formulario: “El solicitante buscó la siguiente actividad inventiva, lo que impulsó a la inteligencia artificial Dabus a generar el invento”. Según el tribunal, esta aclaración es legal mientras que el nombre del inventor y solicitante de la patente se corresponda con una persona humana.
El creador de Dabus ha echado un pulso a varias oficinas de patentes en todo el mundo para que se pronuncien sobre si las máquinas tienen suficiente capacidad como para crear de manera autónoma y, por tanto, puede reconocérseles legalmente como inventores y titulares de la correspondiente patente.
En la Oficina Europea de Patentes (EPO) las solicitudes fueron denegadas bajo el argumento de que el nombre de una máquina no es válido para designar al inventor. Y es que, conforme al Convenio de la Patente Europea, este debe ser una persona, no un robot.
La resolución del BGH está en la línea con la decisión de la EPO y con otras anteriores dictadas por los tribunales británicos, que resolvieron la polémica de igual manera: su legislación sobre patentes exige que los inventores sean personas humanas. En Estados Unidos, la Oficina de Patentes (USPTO) también dejó claro “que el solicitante [de una patente] debe ser una persona física con capacidad legal”, apunta Elena Alonso, asociada y agente de patentes europeas en Balder.
Las actuales normas deberían cambiar para que los robots con inteligencia artificial puedan ser reconocidos legalmente como inventores y titulares de las patentes de sus creaciones. Pero, aún en el supuesto hipotético de que se llegara a legalizar esta situación, la comunidad jurídica se enfrentaría a nuevos retos como, por ejemplo, quien debería gestionar los ingresos obtenidos por dicha patente.
Tímidas victorias
Sin embargo, “no todas las jurisdicciones han optado por negar el reconocimiento legal a las máquinas como autoras materiales de inventos”, aclara Alonso. El caso más destacable es el de Australia, “cuyos tribunales sostienen que un dispositivo o sistema de inteligencia artificial sí puede ser inventor, pero no solicitante, de una patente”. Es decir, no puede ser su propietario legal y explotarla económicamente. La oficina de patentes de Sudáfrica, por su parte, y en contra del criterio de la corte alemana, sí ha concedido la patente a Dabus, “si bien el sistema de protección de este país no está sujeto a un examen formal pormenorizado, por lo que la designación de inventor no ha sido cuestionada”, explica la experta.
Sigue toda la información de Cinco Días en Facebook, X y Linkedin, o en nuestra newsletter Agenda de Cinco Días