“Implementar una prohibición sin proporcionar tiempo suficiente para encontrar alternativas y permitir exenciones para los productos farmacéuticos reducirá la capacidad de fabricación, provocará interrupciones en las cadenas de suministro y llevará a problemas de escasez de medicamentos”. Esta idea expresada por la vicepresidenta de Farmaindustria, Raquel Tapia, en una jornada organizada el pasado jueves por Farmaindustria, en la Real Academia de Medicina, en Madrid, resume el sentir general del sector farmacéutico ante las políticas medioambientales quiere pone en práctica la Comisión Europea, y más en concreto en lo referente al tratamiento cuaternario de aguas residuales. En el caso concreto de esta directiva, la industria farmacéutica es responsable de hasta el 92% de los microcontaminantes que tienen esas aguas y su tratamiento tiene un coste, que según platea Europa, corresponderá abonar a la industria en un 80%.
Solo en el caso de esta directica, actualmente en el eje mismo del debate, en términos nacionales la factura en España podría alcanzar hasta los 561 millones de euros. El plan de la Comisión es claro: el que hace, paga. Su proyecto obliga a que todas las ciudades de la Unión Europea con más de 140.000 habitantes (la práctica totalidad de las capitales de provincia españolas, por ejemplo) deberán implementar ese denominado tratamiento cuaternario, que tiene por objeto eliminar los microcontaminantes.
La Comisión demanda que la industria se haga cargo del 80% del coste de ese tratamiento (el 20% lo asumirán los Estados miembro) y que ha sido estimado, por el Ejecutivo europeo en unos 1.200 millones. La Efpia, no obstante, lo ha situado entre los 5.400 y 9.600 millones de euros. A mitad de camino, la Agencia Alemana del Medicamento, en base a estimaciones en su país calcula que el coste rondará entre los 4.500 y 5.100 millones de euros. Según esta base de cálculo, ajustada a la población del país germano (el 19% de la población de la UE), en España, que tiene al 11% de la población europea, el coste rondará entre los 495 y los 561 millones de euros.
Disposición para trabajar juntos
Con estas cifras encima de la mesa, la industria se ha lanzado a mostrar su disposición para trabajar en la reducción de la huella medioambiental que provoca la producción de fármacos. En ese contexto se enmarca, la reunión de expertos que este jueves organizaba Farmaindustria, para mostrar que “la industria farmacéutica innovadora apoya el objetivo general de estas políticas”, vinculadas todas ellas al Pacto Verde Europeo, e incluidas, en buena medida dentro de la Estrategia Farmacéutica Europea, que una vez aprobada, tiene que empezar su desarrollo.
Según indicaba la vicepresidenta de Farmaindustria y directora general de Sanofi España, Raquel Tapia, esas políticas están destinadas a abordar “una amenaza acuciante para la salud mundial, como es el aumento de las temperaturas, que incrementa los ingresos hospitalarios, socava los esfuerzos por erradicar las enfermedades infecciosas y agrava las enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
Tapia asegura que “tenemos una responsabilidad como sociedad y como sector: debemos reducir nuestra huella medioambiental si queremos preservar la salud y el bienestar de la población. Para la industria farmacéutica, sin duda, es una prioridad”.
Igualmente, la directora general de Sanofi, ponía a España como “ejemplo del compromiso sectorial”, recordando que “la fabricación de medicamentos de uso humano de las más de cien plantas instaladas en España se hace de forma sostenible, con altos estándares en materia de huella medioambiental y uso optimizado de energía y en vanguardia en la denomina-da economía circular”.
Pero ese compromiso por colaborar en el desarrollo de un entorno sostenible, que ya tiene algunos resultados, como el hecho de que la ratio de consumo de energía por empleado se ha reducido más de un 8%, no oculta a juicio de la industria, que las políticas europeas “no están teniendo en cuenta las consecuencias negativas no intencionadas que pueden tener sobre la disponibilidad de medicamentos para los pacientes en Europa, así como sobre la sostenibilidad y la autonomía estratégica del sector farmacéutico y sanitario europeo”.
En concreto, la directiva de aguas residuales de la Comisión “ejercerá una presión financiera adicional sobre la fabricación en la región, afectando negativamente a los costes de producción”. Igualmente, señala Tapia, ello provocará también “una mayor dependencia de la producción realizada fuera de Europa, en países donde los estándares medioambientales y de calidad no están alineados con los euro-peos. Esto socavará la autonomía estratégica de Europa y amenazará la capacidad del sector para reforzar sus operaciones en la región“.
“Implementar una prohibición sin proporcionar tiempo suficiente para encontrar alternativas y permitir exenciones para los productos farmacéuticos reducirá la capacidad de fabricación, provocará interrupciones en las cadenas de suministro y llevará a problemas de escasez de medicamentos, afectando en última instancia el acceso de los pacientes a sus tratamientos”, ha advertido la vicepresidenta de Farmaindustria, quien ha pedido a las autoridades nacionales y europeas “establecer marcos legislativos que beneficien tanto al planeta como a las personas, sin comprometer la I+D ni poner en riesgo el desarrollo de nuevos medicamentos”.
Compromiso medioambiental en España
Pese a los datos, la industria farmacéutica en España es, a juicio de Farmaindustria “un referente para otros sectores en materia de cuidado medioambiental”.
Según explicó en la jornada el director general de Sigre, Miguel Vega, “la ampliación de nuestra actividad, a partir de 2025, para asumir la gestión de los envases comerciales e industriales de medicamentos supone un reconocimiento por parte del sector a la actividad que hemos venido desarrollando hasta ahora en el ámbito doméstico. Y lo que es más importante, refleja claramente la apuesta de todos los agentes del sector farmacéutico para colaborar en la implantación de sistemas de gestión eficientes, que faciliten la transición hacia una economía más circular y sostenible”.
Desde el año 2000, las compañías farmacéuticas asentadas en España han aplicado más de 3.500 iniciativas de ecodiseño, unas medidas que perduran en el tiempo al incorporarse a nue-vos formatos que se comercializarán a lo largo de las próximas décadas, multiplicándose así los ahorros en las materias primas y energía necesarias para su producción, transporte y posterior gestión medioambiental de sus residuos. Gracias a este esfuerzo continuo, cada año se ponen en el mercado español cerca de 500 millones de fármacos (uno de cada tres) con alguna mejora medioambiental en su envase, lo que ha permitido reducir su peso medio de los envases en más de un 25% y ha facilitado el reciclado del 70% de los materiales de los envases recogidos.
Componentes
Otro de los contenidos de la jornada ha hecho referencia a algunos de los componentes que están siendo cuestionados en la fabricación de medicamentos y para los que es imprescindible encontrar un equilibrio que permita seguir disponiendo de fármacos y a la vez tratar de encontrar soluciones alternativas, como es el caso de los conocidos como PFAS (sustancias perfluoroal-quiladas y polifluoroalquiladas), que ha expuesto Esther Marín, coordinadora de Área de la Subdirección General de Sanidad Ambiental y Salud Laboral del Ministerio de Sanidad, o el dióxido de titanio y las nitrosaminas, que ha presentado Luisa Arreaza, jefa de la División de Química y Tecnología Farmacéutica del Departamento de Medicamentos de Uso Humano de la Aemps.
Finalmente, y puesto que todas las propuestas y análisis descansan en una normativa de la UE, el encuentro ha contado con la participación de Ana López de la Rica, jefa adjunta del Departa-mento de Medicamentos de Uso Humano de la Aemps, centrada en los cambios que se prevén en la futura legislación general farmacéutica que se está elaborando en la actualidad.
Postura de la Efpia
Desde la Federación Europea de la Industria Farmacéutica (Efpia), a la que pertenece Farmaindustria, ha publicado su posicionamiento sobre la sostenibilidad ambiental del sector en el que reconoce la necesidad urgente de abordar el cambio climático y salvaguardar los recursos naturales, así como la preocupación por el impacto de los productos farmacéuticos en el medio ambiente. “Es fundamental alejarse de los métodos tradicionales y adoptar prácticas innovadoras para reducir nuestro impacto ambiental. Nos esforzamos por ir más allá del cumplimiento de los objetivos establecidos en los diversos requisitos legislativos de la UE como parte de las iniciativas del Pacto Verde de la UE en el marco de los planes de Contaminación Cero, Economía Circular y Acción Climática”, subraya Efpia en su declaración.
“Como líderes en el sector farmacéutico, estamos comprometidos con la puesta en marcha de acciones para reducir nuestro impacto ambiental en toda la cadena de valor y contribuir a construir sistemas sanitarios resilientes y sostenibles. Estamos liderando la transición hacia la des-carbonización en el sector farmacéutico estableciendo objetivos ambiciosos con base científica, invirtiendo en energía renovable, impulsando la economía circular y colaborando con todos los agentes involucrados”, añade.