El teniente Kijé es una película cómica soviética de 1934 dirigida por Aleksandr Faintsimmer basada en la novela El teniente Kizhé de Yuri Tyniánov. El film se estrenó en Estados Unidos como The Czar Wants to Sleep. Prokofiev compuso la música para la película, que más tarde sería transformada en una suite. Es una de sus obras más populares.
La historia transcurre en San Petersburgo en 1800, bajo el reinado de zar Pablo I. Fue hijo de la famosa Catalina la Grande. Nació en 1754. Fue zar de Rusia desde 1796 hasta su asesinato en 1801. Le sucedió su hijo Alejandro I, zar de 1801 a 1825, el gobernante que derrotó a Napoleón.
El zar es el protagonista principal del film que nos retrata a un déspota obsesionado con el entrenamiento rígido, la obediencia sin reparos y la rigurosa disciplina.
Un error de copia de un escribiente del ejército mientras elaboraba una lista de oficiales que iban a ser ascendidos lleva a la creación del teniente Kijé. Los cortesanos tienen miedo de contradecir al zar y la solución pasa por crear ese personaje ficticio. Una vez el documento está firmado por el zar, Kijé adquiere una vida propia a través de una serie de enredos e intrigas palaciegas.
Unos gritos despiertan a Pablo I. Ordena castigar a la persona que grito. Se atribuye la responsabilidad al inexistente Kijé. El zar dicta sentencia contra el infractor. Se le condena a ser azotado delante de la guardia imperial y deportado a Siberia debiendo desplazarse a pie.
Se cumple la orden del zar, pero el problema es que el prisionero no existe. Un oficial anuncia que es un teniente sin forma corporal. El inexistente Kijé recibe 100 azotes. Todos obedecen sin rechistar ni hacer comentarios. A continuación, se ordena a un tambor mayor y dos granaderos que conduzcan a Kijé a pie hasta Siberia.
Un dama de la corte solicita al zar el indulto para Kijé. El zar concede el perdón y revoca la sentencia. Se ordena que Kijé regrese.
Tras su retorno el zar organiza el matrimonio de Kijé con la princesa Gagarina. Se casan en ceremonia religiosa ortodoxa sin la presencia de Kijé. El matrimonio es declarado valido.
El zar ordena que Kijé reciba tres mil granjas y todos los siervos de esas explotaciones. Le nombra general mayor. La esposa de Kijé se siente llena de entusiasmo por el título y riquezas de su marido. A continuación, el zar le entrega diez mil rublos en monedas para sus necesidades. Se los queda su mujer. Kijé es nombrado comandante de todos los ejércitos rusos.
El zar exige ver a Kijé. Le informan que ha sido ingresado en el hospital y luego que ha muerto. Recibe un funeral de estado con un ataúd vacío.
En un final de giro irónico, el zar es engañado y se le hace creer que su sirviente favorito era un malversador tras leer una nota encontrada en un cofre de las arcas del Estado que decía «Kijé gastó el dinero en comidas» (intencionadamente dejada por el asesor del zar). Pablo I, furioso, recuerda que fue Kijé quién originalmente perturbó su sueño. El «difunto» es condenado después de muerto por malversación de caudales públicos y traición a la patria al ser libre pensador. Es rebajado al rango de soldado raso.
Es muy atractivo el planteamiento del film que gira siempre en torno a un personaje que no aparece nunca en escena porque no existe. Kijé es una persona inventada a la que le pasan muchas cosas. Asistimos a su inicial condena a prisión en Siberia. Luego a su ascenso, a su matrimonio, al nombramiento al puesto más alto en el ejército ruso, a su enfermedad, fallecimiento y a su condena después de muerto.
Las peripecias del inexistente Kijé recuerdan en un contexto diferente a las historias totalmente inventadas del triángulo amoroso de las películas Nathalie(Fanny Ardant, Emmanuelle Beart y Gérard Depardieu) y su adaptación estadounidense Chloe protagonizada por Amanda Seyfried, Julianne Moore y Liam Neeson. En los tres films la realidad imaginaria adquiere vida propia y tiene una profunda influencia psicológica sobre los personajes.
Constituye la primera aproximación de Prokófiev a la música cinematográfica y el primer encargo que recibió de la Unión Soviética tras su exilio. Posteriormente el compositor adaptó la música en una suite orquestal, su Op. 60. que se interpretó por primera vez en diciembre de 1934 y es desde entonces una pieza habitual del repertorio concertístico internacional. Partes de la partitura han sido utilizadas en varias películas posteriores como Un genio anda suelto (1958), y Love and Death, una parodia de Woody Allen de 1975 sobre la literatura rusa.
La suite se hizo popular con rapidez, especialmente en los Estados Unidos. El 23 de enero de 1942, el coreógrafo Michel Fokine empleó su música para su ballet Soldado ruso, interpretado en la Boston Opera House. Otra versión posterior del Teniente Kijé se ideó para el Ballet del Bolshoi de Moscú en 1963. Es una partitura genial llena de inspiración melódica. Son 17 minutos de una música maravillosa.
En la imagen una de las mejores grabaciones de la suite de Prokofiev. Claudio Abbado dirige la Chicago Symphony
El video es la versión completa de la película, una excelente restauración en ruso subtitulada en inglés.