De aquí al final del año los ciudadanos están llamados a las urnas en Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Que tres de las grandes potencias políticas y económicas estén inmersas en un proceso preelectoral o electoral es de por sí una coincidencia de innegable interés; si, además, los sondeos apuntan a un cambio de rumbo en los tres países, con posibilidad incluso de que partidos o gobernantes “disruptivos” alcancen el poder, se comprende que la expectación generada en el entorno internacional se haya acrecentado.
Siendo este un blog de fiscalidad, en estas líneas trataremos de identificar las medidas de carácter tributario anunciadas en sus programas por las principales candidaturas.
FRANCIA
Los malos resultados de Macron en los comicios europeos del 9 de junio llevaron al presidente a convocar de forma anticipada elecciones legislativas para los próximos 30 de junio y 7 de julio, a doble vuelta. La Asamblea Nacional vota las leyes que propone y ejecuta el presidente de la República, por lo que este tendrá muchas dificultades para gobernar si el poder legislativo acaba en manos de formaciones de signo político contrario. La comparativa de los distintos programas muestra cómo el foco de atención está en la tributación de las familias y particulares.
La Agrupación Nacional de Marine Le Pen, triunfadora en las pasadas elecciones europeas, propugna medidas fiscales diversas para las familias y exenciones para menores de 30 años, tanto en su impuesto sobre la renta como en las empresas que creen. Se propone asimismo la reducción del impuesto sobre la producción (CVAE), con el fin de estimular el establecimiento de explotaciones industriales en Francia, y la sustitución del impuesto sobre las grandes fortunas inmobiliarias por un impuesto sobre las grandes fortunas financieras.
La coalición Juntos por la República, a la que pertenece Macron, se fija como compromiso esencial no subir los impuestos a las clases trabajadoras y a los pequeños patrimonios. Además, introducirá exenciones en la imposición de sucesiones y donaciones a favor de menores y eximirá de impuestos y de cuotas de seguridad social a los bonus que paguen las empresas a sus empleados, hasta el límite de 10.000 euros anuales.
Las izquierdas francesas han decidido unirse de cara a las elecciones legislativas en el Nuevo Frente Popular, del que forma parte la Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon. Su programa fiscal se centra en reforzar la progresividad en el impuesto sobre la renta (elevando a catorce el número de tramos) y en el impuesto sobre sucesiones, así como en la restitución del impuesto de solidaridad a la fortuna, eliminado en 2018.
REINO UNIDO
Si se cumplen los pronósticos, las elecciones del próximo 4 de julio darán la victoria al laborista Keir Starmer después de nada menos que catorce años de ininterrumpido dominio tory. En materia fiscal no se aprecian grandes diferencias entre los dos principales partidos:
El programa de Starmer señala que no se subirá el tipo del Impuesto sobre Sociedades (25%) y que se mantendrá la amortización fiscal del 100% de la inversión en los términos actuales. Tampoco aumentarán el IVA ni las cotizaciones e impuestos de las personas físicas. Las medidas más llamativas son el aumento en un 3% de la tributación de los beneficios extraordinarios de las empresas petroleras y gasísticas (medida que irá acompañada de la creación de una gran empresa pública de energías limpias, Great British Energy, que recibirá aportaciones estatales por valor de 8.300 millones de libras) y la supresión del controvertido régimen fiscal de los residentes no domiciliados (non-doms), que mereció atención específica en un post reciente.
Por su parte, los Conservadores defienden el sistema fiscal competitivo e incentivador del crecimiento económico que han desarrollado en los últimos años, y en esa línea no solo se comprometen a no aumentar la carga tributaria de empresas y particulares, sino que se prevén rebajas en los impuestos y cotizaciones de empleados, autónomos y pensionistas. En lo referente a las empresas, se pretender extender el beneficio fiscal de la amortización del 100% a los supuestos de leasing, a condición de que la evolución de la economía lo permita. Por último, hay un compromiso de mantenimiento de los windfall taxes sobre el gas y el petróleo hasta el ejercicio 2028/29, con un impacto estimado en la recaudación de 26.000 millones de libras.
ESTADOS UNIDOS
Las elecciones presidenciales que se celebrarán el 5 de noviembre tendrán de nuevo como principales contendientes a Jo Biden y Donald Trump. Pese a los procesos penales en los que este último está inmerso, el populista aparece ligeramente aventajado en las últimas encuestas electorales. En el plano fiscal las propuestas de uno y otro candidato son muy diferentes, y se da la paradoja de que las más atrevidas están en el programa del actual presidente.
El Partido Demócrata ha anunciado un aumento de la carga fiscal de las empresas y grandes patrimonios. El tipo de gravamen federal del Impuesto sobre Sociedades, actualmente en el 21% (recordemos que fue Trump quien lo redujo en 2017 desde el 35% anterior), se elevará hasta el 28%, el impuesto mínimo pasará del 15% al 21%, y la imposición (GILTI) sobre los intangibles gravados en el extranjero a tipos bajos será del 21% en lugar del actual 10,5%. Los contribuyentes personas físicas con rentas altas tendrán sus rentas de capital gravadas de acuerdo con los tipos ordinarios, y el impuesto especial sobre la recompra de acciones aumentará del 1% al 4%. En materia de transición ecológica, el compromiso de Biden a favor de las energías limpias se manifiesta en la voluntad de mantener, e incluso ampliar, los incentivos fiscales emanados de su Ley de Reducción de la Inflación de 2022.
Por el contrario, el plan tributario del Partido Republicano se basa en la conservación del status quo, aunque en los últimos días se ha prometido una tímida rebaja del Impuesto sobre Sociedades (del 21% al 20%). Las medidas estrella son manifiestamente proteccionistas y consisten en la introducción de un arancel universal mínimo sobre todas las importaciones y en un arancel incrementado del 60% para las procedentes de China.
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