No vale la pena, olvídate. Muchos abogados de causas perdidas escuchan esta frase cuando pelan por un asunto discriminatorio, arbitrario o directamente injusto. Pero la certeza interna de que tienen la razón de su parte los lleva a seguir y seguir adelante, a pesar de la incomprensión inicial de muchos. ¿Cómo les ha marcado esta experiencia de ir contra corriente? ¿Compensa el sabor dulce del triunfo la amargura que ha surgido por el camino? Hablamos con tres de ellos, ejemplos de lo que muchos letrados hacen en silencio y sin apenas visibilidad: luchar en el día a día por los intereses de sus clientes en momentos bajos.
“El modelo 720 era un arma de destrucción masiva, te convertía en terrorista fiscal”, explica Alejandro del Campo, abogado y asesor fiscal de DMS Consulting, al hablar de la declaración de bienes en el extranjero que creó el exministro Cristóbal Montoro. Fue una epopeya jurídica que, tras una década, terminó bien. La obligación la tenía cualquier español o extranjero residente en España que tuviera más de 50.000 euros en cuentas, valores o inmuebles fuera de las fronteras. Pero lo peor era el régimen sancionador: sin prescripción, los bienes se incluían como renta más intereses y las multas eran del 150%. Además, por cada dato incorrecto sumaban 5.000 euros, con un mínimo a pagar de 10.000 y sin máximos.
Los clientes se derrumbaban. “Yo hacía casi de psicólogo. Les decía ‘tened un poco de fe y creedme’. Estaba convencido de que no se iban a salir con la suya”, asegura. Lo denunció ante la Comisión Europea al ser contrario a la libre circulación de capitales y en 2017 le pidió a España que suavizara las sanciones y la imprescriptibilidad, pero el Gobierno no movió ficha. Terminó en el TJUE, con una “sentencia demoledora” el 27 de enero de 2022 que repercutió en todos los procedimientos recurridos. Ahora lidera otras batallas contra la Hacienda balear.
Las motivaciones para la lucha legal son variadas. La propia experiencia fue lo que impulsó a Francisco López Lera a ir contra el requisito de dominar el euskera para ser policía local en el País Vasco, donde vive. “Fui policía durante años y he sufrido esa discriminación por no tener el perfil lingüístico”. Un día, un compañero le contó el mismo problema. “Lo vi claro, pero la gente no se quería meter por los problemas históricos que hemos tenido. Nadie me apoyaba”, señala.
Demandó bajo el argumento de que exigir el nivel B2 del idioma vulneraba el derecho a acceder en condiciones de igualdad a cargos públicos. “Perdí en primera instancia. Era previsible porque los jueces no quieren este marrón. Ganamos en el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco y la administración recurrió en casación ante el Tribunal Supremo y también ante el TSJ en recurso de casación autonómico”. Le dieron la razón y espera la ejecución de la sentencia.
Quijotescos
¿Y las dificultades? “Te lo juegas todo. Y si ganas, te señalan en redes sociales. Me llamaron ‘enemigo del euskera’. Lo que no se puede es utilizar un idioma rico y bonito, algo cultural, como un elemento de discriminación”, sostiene. Este señalamiento hizo que el Colegio de la Abogacía de Guipúzcoa le diera amparo, pero volvería a hacerlo. Su familia lo ha pasado mal. “No les gusta que digan cosas de ti, pero se sienten orgullosos”, reconoce.
Luchar contra un gigante tecnológico es una hazaña quijotesca. Eso fue lo que hizo Luis Gervas de la Pisa, abogado del despacho Vidau y de Salirdeinternet.com. Pocas horas después de que Meta anunciara que alimentaría su inteligencia artificial (IA) con millones de datos personales, incluidos de menores, presentó sendas denuncias ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) y ante el órgano irlandés de privacidad. “El daño podría ser incalculable. Argumenté que el planteamiento de Meta era contrario a la normativa, que no existía consentimiento ni información a todos los afectados y que impedía los derechos del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD)”, explica. El 14 de junio la autoridad irlandesa declaró que Meta había desistido de sus planes.
No es la primera vez para Gervas. En 2007 logró la primera resolución de la AEPD que obligó a Google Spain a retirar contenidos personales y ha participado en numerosos procedimientos sancionadores, como la multa de 10 millones de euros a Google LLC. “Un abogado con formación especializada puede ser esencial para para detectar problemas de manera ágil y reivindicar soluciones”, destaca. Si sale bien, disfrutan del lado dulce de luchar hasta el final.
Claves de la batalla legal
Triunfo social. Para Luis Gervas, estos logros suponen un triunfo de la sociedad. “Al margen de la denuncia que interpuse el 23 de mayo con la colaboración del abogado Jorge García Herrero, posteriormente también denunciaron otras organizaciones. Miles de ciudadanos le pidieron directamente a Meta que no utilizase sus datos personales. Cada una de estas acciones ha influido en el resultado final”, reflexiona.
Defensa de los derechos. Francisco López Lera no duda del rol que desempeñan los abogados como punta de lanza en la reivindicación cuando se vulneran los derechos de las personas. “Hay que hacerlo, no queda otra. Entonces, ¿para qué estudiamos la Constitución? Los derechos fundamentales son sagrados”, explica.
Pasión por la justicia. “Cuando Hacienda saca campañas o normativas cuestionables, hay que hacer ruido para que la gente no se rinda”, sostiene Alejandro del Campo. Ahora está batallando contra la Hacienda balear en el Supremo por los excesos en la tributación de las herencias. Este tipo de casos le dan prestigio, pero está convencido de que “cuando piensas solo en el dinero, no te va tan bien. Debes creer en lo que haces. La satisfacción verdadera es enviarle un email a un cliente y decirle hemos ganado”. Asegura que siente “pasión por la justicia tributaria”.
Desgaste personal. Al hablar de lo que se juega un abogado, Gervas cree que “cuando se defienden casos conflictivos, hay que estar preparado para el desgate personal y profesional y para seguir peleando incluso cuando las cosas no salen como se espera”. Tras su primer triunfo contra Google, le llovieron las críticas porque la gente no entendía que debían proteger sus datos personales. Le gusta recordar una frase del jurista Felix Frankfurter: “La salvaguardia de las libertades se suele forjar en casos poco agradables”.
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