Hemos comenzado a anteponer nuestra salud y tiempo libre al empleo, aprendiendo a incrementar la efectividad para trabajar menos, producir más y vivir mejor
La salud mental tiene relación directa con la productividad y es una inversión que impacta en la cuenta de resultados
El nuevo reto de la abogacía es velar por la salud mental de sus profesionales. esta es entendida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como “el estado de bienestar en el cual cada individuo puede afrontar las tensiones de la vida, desarrollar sus habilidades, trabajar de forma productiva y fructífera y contribuir a la mejora de la comunidad”. Y es que, según la OMS, en el 2030 los problemas de salud mental serán la principal causa de discapacidad en el mundo.
Por su parte, la Confederación Salud Mental España aporta datos tan alarmantes como estos:
- Una de cada cuatro personas sufrirá un trastorno mental a lo largo de su vida.
- El 30 % de las bajas son por estrés, ansiedad o depresión.
- Los riesgos psicosociales ya son la primera causa de baja laboral, lo que representa unos costes en España de 25.000 Millones €/año.
Y en la misma dirección apuntan informes como los de GALLUP o McKinsey ya que, lamentablemente, estamos alcanzando datos históricos con esta llamada “pandemia silenciosa” de la salud mental que empeora a gran velocidad. La mayoría de los empleados están preocupados mencionan el estrés y el agotamiento como los grandes desafíos a los que se enfrentan, incrementados por la pandemia.
Cambio cultural
Debemos prevenirla y abordarla de forma natural, luchar contra la discriminación que ocasiona y el estigma poniendo foco en “salud mental” alejándonos del concepto de “enfermedad mental”. Porque se necesita un cambio cultural y organizacional en la comprensión de cómo se valora y prioriza la salud integral a todos los niveles y, en particular, en el trabajo y sector legal, en el que hemos acumulado excesiva y prolongada carga y entendiendo erróneamente el estrés como algo congénito de la profesión. Pero hemos comenzado a anteponer nuestra salud y tiempo libre al empleo, aprendiendo a incrementar la efectividad para trabajar menos, producir más y vivir mejor. Ha surgido la Gran Renuncia como la fuga de talento de profesionales que ya no están dispuestos a pagar el alto peaje que conlleva el ejercicio de la abogacía como lo habíamos hecho hasta ahora: “Cobraba bien y me gustaba, pero no tenía vida”.
Esta nueva prioridad en el cuidado de las personas se va consiguiendo a medida que la abogacía ofrece menos resistencia al cambio y acelera el ritmo de su transformación y humanización. Además, la salud mental tiene relación directa con la productividad y es una inversión que impacta en la cuenta de resultados (por cada 1€ que invertimos en salud emocional el retorno es de 4€), lo que nos ha llevado abordarla desde una perspectiva holística.
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